24 de enero del 2022
Salmo 32:1-5
NUESTRO DIOS PERDONA
“Pero te confesé sin reservas mi pecado y mi maldad; decidí confesarte mis pecados, y tú, Señor, los perdonaste”. Salmo 32:5
Es imposible conocer la carga que lleva cada persona. En una ocasión una joven de veinte años se acercó a hablar con un pastor. Estaba esperando un hijo y tenía miedo. A los 16 años había tenido un aborto y ahora pensaba que Dios podría castigarla dejando que algo le sucediera a este nuevo niño. Nunca había hablado de su pasado. No lo había confesado al Señor ni pedido su perdón. Pero ahora la culpa la abrumaba, y necesitaba confesar. Ella experimentó lo mismo que el salmista expresó en el Salmo 32:5 “Cuando guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo…” Pero finalmente le dijo a Dios: “Reconocí mi pecado y no encubrí mi iniquidad”. Y Dios la perdonó.
El pecado no confeso trae culpa. La culpa nos roba la paz y nos quita la alegría, afecta la salud y nuestro bienestar. David describe su decaimiento físico, su sufrimiento emocional, pero, sobre todo, su ruina espiritual. La confesión trae perdón. Esa es la promesa del Señor: “Feliz a quien el Señor no acusa de falta alguna”.
Cualquiera que sea su pecado, confiéselo al Señor, y reciba el perdón dado por causa de Jesucristo. Si está viviendo con culpa, no permita que esa carga sea un obstáculo para buscar y disfrutar de la gracia y misericordia de Dios. Encuentre a alguien que le lleve a la presencia de Dios, que ore con usted, y recibirá su perdón.
Señor, Dios nuestro, gracias por tu perdón a través de nuestro Señor Jesús, amén.
La impaciencia a veces nos lleva por senderos que pueden ser peligrosos. Cuántas veces hemos tomado un atajo en el camino o una decisión apresurada para después darnos cuenta que hubiera sido mejor esperar. No podemos correr más que nuestro bondadoso y sabio Dios, y conocer su voluntad envuelve pasar tiempo con él. Al comenzar este nuevo año, veremos en enero muchas experiencias diferentes mientras reflexionamos sobre los Salmos. La vida está llena de altibajos, victorias y fracasos, alabanzas y lamentos, y los Salmos les dan voz a todos. Estas canciones y oraciones no solo comparten el consejo y el consuelo de Dios, sino que también nos ayudan a encontrar una voz cuando ignoramos la sabiduría y necesitamos ayuda para volver a la normalidad.
Arthur Schoonveld
Art Schoonveld es un ministro jubilado de la Iglesia Cristiana Reformada. Antes de retirarse en 2001, sirvió a iglesias en California, Illinois y Michigan. Desde su jubilación ha trabajado a tiempo parcial para la denominación y ha servido como pastor interino. Art y su esposa, Anita, tienen cuatro hijos y nueve nietos.