28 de noviembre del 2021
Génesis 33:1-7
ARREGLA TU CASA
“Colocó primero a las esclavas con sus hijos, luego a Lía con sus hijos, y por último a Raquel y José”. Génesis 33:2
Esaú y Jacob eran mellizos. Pero esa cercanía no impidió un distanciamiento que duró más de dos décadas, debido a las triquiñuelas de Jacob y la inmadurez de Esaú. Después de haber estado tanto tiempo lejos de su tierra, Jacob regresa con una gran familia, y muchas posesiones. Pero teme a la reacción de su hermano al encontrarse de nuevo. Teme por su vida y la de su familia.
¿Qué hizo Jacob para prepararse para este encuentro? Ordenó su casa. Puso a sus familias en un orden de modo que, si su hermano tuviera malas intenciones, Raquel, la esposa que tanto amaba y su hijo José, tuvieran oportunidad de escapar. Pero no fue necesario. “Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron” (v. 4). ¿No le parece maravillosa la manera en que Dios está obrando a pesar de nuestros temores y angustias?
Cuando se trata de arreglar la casa, no solo se trata de lo material. También tenemos que pedir perdón, perdonar y reconciliar a los miembros de nuestra familia, si fuere necesario, para que las cosas puedan quedar en paz y en armonía el día que partamos de este mundo. Jesús encargó a su madre antes de morir para que no quedara al desamparo y preparó a sus discípulos para su muerte. Nosotros tenemos que prepararnos y preparar a los nuestros para ese día. ¡Cuando Dios quiera que sea!
Padre Celestial, permite que al partir a tu presencia mi casa permanezca en armonía dándote la gloria que mereces. Te lo pido por Jesús, Amén.
Cuando uno lee el libro de Génesis, difícilmente se hace uno la idea de que está hablando de una familia especial. La mayor parte del libro se ocupa de relatos de desobediencia, traición, corrupción y castigo. Pero no se equivoque. Detrás de la incapacidad humana se encuentra la mano de Dios conduciendo los hilos de la historia. Y al final del libro, el comentario de José a su propia vida es un resumen del libro: “Dios cambió ese mal en bien”. Y es la fidelidad de Dios la que ofrece una esperanza a nuestras familias que se mueven en un entorno no menos contaminado. Él sigue obrando a través de su gracia para llevarnos a Jesucristo, en quien sus promesas se hacen efectivas para sus hijos. Esperamos la lectura de este devocional le dé fuerzas para continuar en la batalla de levantar una generación para Dios.
Román Pérez Aguilar
Es pastor de la iglesia presbiteriana en México. Está casado con Esmeralda y tiene un hijo. Actualmente colabora en el Ministerio Reforma en el programa Vida en familia.