29 de noviembre del 2021
Génesis 37:1-20
DIME A QUIÉN PREFIERES…
“Israel quería a José más que a sus otros hijos, porque había nacido cuando él ya era viejo. Por eso le hizo una túnica muy elegante”.
Génesis 37:3
La preferencia hacia un hijo en el hogar es un caldo de cultivo de problemas en los demás miembros de la familia. Es difícil que no se produzcan rencores, diferencias y amargura en el corazón de los hijos. Nuestra tarea como padres es amar a nuestros hijos por igual y no mostrar preferencias por alguno de ellos.
Jacob repitió la historia de sus padres. Él creció con otro hermano que era el favorito de su padre, mientras que él era el favorito de la madre. Ahora Jacob ama a José más que a sus demás hermanos y lo peor es que no lo ocultaba delante de sus otros hijos. La túnica de colores es el emblema de esta preferencia dañina. Al hacerlo expuso al hijo que más amaba al odio y desprecio de sus hermanos.
Es cierto que nuestro trato con nuestros hijos varía de acuerdo con la personalidad, actitud y conducta de cada uno de ellos, pero nuestro amor no debe estar condicionado a eso. Debemos tener mucho cuidado en nuestra forma de criarlos; siempre tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos sepan que los amamos por igual. El amor no se da por sentado, se debe expresar con palabras y acciones a todos nuestros hijos.
Las Escrituras dicen que Dios hace descender la lluvia sobre justos e injustos y Jesucristo es imparcial en su amor hacia nosotros. Por eso, debemos expresar amor y disciplina a todos nuestros hijos por igual.
Padre eterno, te pedimos que nos ayudes a ser justos en el amor y la disciplina de nuestros hijos, para que ellos se amen y se cuiden entre sí. Por Jesús, Amén
Cuando uno lee el libro de Génesis, difícilmente se hace uno la idea de que está hablando de una familia especial. La mayor parte del libro se ocupa de relatos de desobediencia, traición, corrupción y castigo. Pero no se equivoque. Detrás de la incapacidad humana se encuentra la mano de Dios conduciendo los hilos de la historia. Y al final del libro, el comentario de José a su propia vida es un resumen del libro: “Dios cambió ese mal en bien”. Y es la fidelidad de Dios la que ofrece una esperanza a nuestras familias que se mueven en un entorno no menos contaminado. Él sigue obrando a través de su gracia para llevarnos a Jesucristo, en quien sus promesas se hacen efectivas para sus hijos. Esperamos la lectura de este devocional le dé fuerzas para continuar en la batalla de levantar una generación para Dios.
Román Pérez Aguilar
Es pastor de la iglesia presbiteriana en México. Está casado con Esmeralda y tiene un hijo. Actualmente colabora en el Ministerio Reforma en el programa Vida en familia.