Génesis 28:10-22
“¿HAS HECHO ALGÚN VOTO A DIOS?”
“Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy… y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios”.
Génesis 28:20-21
Te encontrabas en apuros. Quizá un problema económico, una relación dañada, una enfermedad agobiante. No parecía haber una salida fácil. Y en un momento de intrepidez hiciste un voto, una promesa o un juramento a Dios. Y aquello que no presagiaba un final feliz encontró solución. Pero ¿qué pasó con el voto que hiciste a Dios?
Jacob hizo una promesa a Dios cuando huía de su hermano Esaú. Aun cuando Dios le había confirmado las promesas, la presencia y la bendición hechas a sus padres, la experiencia de estar en la “casa de Dios”, lo llevó a comprometerse seriamente con Dios si éste cumplía su parte. No, el problema no es la fidelidad de Dios, como Jacob comprobaría años después. Jacob salió sin nada de su tierra, ahora regresa con familia y posesiones. Dios ha cumplido su parte. El problema es que Jacob ha olvidado la suya, y actúa como si Dios no fuese su Dios.
Es una experiencia bastante común. Mucha gente hace votos ante Dios, en el bautismo, en la profesión de fe, en el matrimonio. Algunos nacieron en un hogar cristiano, formaron una familia, pero ahora Dios es un desconocido para ellos. O simplemente siguen en la iglesia, pero Dios es secundario, hay otras cosas más importantes. Dios nos llama a recordar quiénes somos. El secreto de un futuro espiritual y eterno para la familia está en nuestra identidad.
Padre celestial, ayúdame a recordar los votos que he hecho ante ti, y cumplirlos. Te lo pido por Jesús, Amen.