29 de septiembre del 2021
Apocalipsis 2:1-7
PRESENCIA ÍNTIMA DE DIOS
“…A los que salgan vencedores les daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios”.
Apocalipsis 2:7
La lectura de estas líneas nos remite a la historia de Adán y Eva, cuando pecaron contra Dios y ya no pudieron disfrutar de la presencia de Dios en el jardín del paraíso. Ahora estamos casi al final de esta magnífica historia del amor de Dios por su pueblo, ¿y no es sorprendente que volvamos a encontrar la imagen del árbol de la vida?
Aunque Génesis y Apocalipsis fueron escritos por diferentes personas con muchos siglos de diferencia, usan la misma imagen del árbol de la vida. Hay dos cosas importantes sobre este árbol tal como se representa aquí en Apocalipsis: era una imagen que evocaba poderosamente un anhelo por la vida eterna y por la experiencia de una sanidad profunda en la presencia de Dios. Y la palabra griega para “vida” aquí no es la palabra bios, que se refiere a la vida biológica; es la palabra zoe, que se refiere a toda la vida: física y espiritual. El punto aquí es que toda la vida tiene su origen y fluye de Dios. Nuestro Creador permite que la plenitud de la vida fluya libremente y comparte este don con personas de todo el mundo y con toda la creación.
El árbol de la vida mostrado aquí es la culminación de todos los anhelos del pueblo de Dios, es la resolución de todas las historias inconclusas a lo largo del camino, representa la dulzura de la experiencia intima con Dios.
Señor y Dios, aunque nuestras historias aún no han terminado, sabemos que con tu fuerza superaremos cada lucha y viviremos contigo en la eternidad. En Cristo, Amén.
Árboles. Probablemente haya alguno que signifique algo importante en su vida. O tal vez en la vida de su país. De cualquier forma, la historia de la humanidad, tal y como la Biblia la cuenta, gira alrededor de muchos árboles que nos ayudan a comprender el carácter y la obra de Dios a lo largo de la historia. Nuestra tragedia comienza con la desobediencia al mandato de Dios de no comer de un árbol. En la consumación, Dios nos reitera su amor y constancia al permitirnos comer del fruto del árbol de la vida. Pero en el centro de toda esa historia, la madera de otro árbol sirvió de instrumento para que Jesús ofreciera su vida por nosotros, y, de ese modo, hacer posible la redención de su pueblo. Espero que los devocionales de este mes que nos hablarán de esos y otros árboles, sirvan de edificación para sus vidas.
Julia Prins Vanderveen
Julia Prins Vanderveen trabaja y vive en Vancouver, con su esposo, Trevor, y sus tres hijos. Julia ha servido junto con Trevor en la Iglesia en su ciudad, y trabaja como maestra de humanidades en una escuela cristiana.