Salmos 71:1-24
LA VEJEZ, TIEMPO DE OPORTUNIDADES
“Dios mío, no me abandones…pues aún tengo que hablar de tu gran poder a esta generación y a las futuras”. Salmos 71:18
Billy Graham, en su libro “De regreso a casa”, dice que la vejez no es para los débiles. La vejez, llamada por muchos la mejor edad o edad de oro, tiene sus glorias y también sus tragedias. Al igual que acumulamos experiencia perdemos la fuerza. En la misma proporción en que expandimos la mente, debilitamos los músculos. Por eso, el salmista ruega a Dios que no lo abandone en la vejez. Pero la vejez es también un tiempo de grandes oportunidades. La fase otoñal de la vida puede ser una época de grandes aventuras. No es solamente una etapa de cosecha, sino también de siembra y de inversión pues une el conocimiento con la experiencia. Y ese legado necesita ser transmitido a la presente generación. El escritor sagrado no pide longevidad para vivir de forma fútil, sino a Dios que le ayude a declarar a la presente generación de la fuerza divina, y a la futura de su poder.La mayor alegría de los ancianos es ver que sus hijos caminan en la verdad. La mayor recompensa de los abuelos es ver que sus descendientes están comprometidos con las enseñanzas recibidas. La mayor herencia que pueden tener los ancianos es ver que su abundante siembra en las generaciones emergentes produce una abundante cosecha de frutos benditos. El galardón de los ancianos que aman a Dios es saber que las generaciones futuras conocerán a Dios.
Señor, anhelo envejecer sirviéndote. Mientras me permitas el aliento que no cese mi boca de dar testimonio de tus maravillas. En el nombre de Jesús, amén.