1 Corintios 8:1-11
NO ERES LO QUE COMES
“Claro que el que Dios nos acepte no depende de lo que comamos; pues no vamos a ser mejores por comer, ni peores por no comer”.
1 Corintios 8:8
La comida todavía provoca algunos conflictos. En algunos casos se debe solo a la necesidad de seguir una dieta balanceada o de evitar ciertos alimentos nocivos para la salud. Y desde niños nos damos cuenta que eso no resulta tan atractivo. Pero en otros casos, hay quienes ven un componente espiritual en lo que consumimos. Algunos vegetarianos buscan la sanación energética, mientras que hay cristianos que se abstienen de ciertos alimentos por su observancia de la ley.
¿Hay algún alimento que usted cree que afectaría su relación con Dios? ¿Conoce personas que se sentirían afectadas si le vieran consumir algo que usted considera que la Biblia no prohíbe? Los creyentes de los que habla el pasaje estaban divididos en cuanto a comer carne sacrificada a los ídolos. En nuestro tiempo puede ser por la música que escuchamos, las películas que vemos o la ropa que vestimos.
La respuesta de Pablo es clara. La comida no nos hace mejores ni peores ante Dios. La salvación es por gracia y es solo el sacrificio de Cristo el que nos otorga una nueva posición delante de Dios. Por eso, si bien no somos lo que comemos, estamos llamados a ser como Cristo. Y eso significa que debemos ser sensibles a aquellos que no piensan como nosotros. Y si a veces es mejor abstenerse de algo, hagámoslo para agradar a Cristo.
Padre, ayúdame a ser sensible a mi prójimo, y a recordar que Cristo también murió por él. En su nombre te lo pido, amén. ?