14 de junio del 2021
1 Corintios 7:8-16
SEA UNA BENDICIÓN EN EL HOGAR
“Pues ¿cómo sabes tú, esposa, si acaso puedes salvar a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, esposo, si acaso puedes salvar a tu esposa?”. 2 Corintios 5:18
No se rinda fácilmente. Si usted vive en un matrimonio mixto (creyente con no creyente), no se apresure a renunciar a esa relación. Entiendo que vivimos en una sociedad que no defiende la permanencia del matrimonio y en la que el divorcio ha llegado a ser una cuestión de trámite. Seguramente ha escuchado gente que le aconseja terminar con su matrimonio y rehacer su vida, pero es bueno que escuche el consejo de un apóstol de Dios que estaba preocupado por algunos miembros de la iglesia que querían tomar esa decisión.
Estos creyentes pensaban que vivir en una relación con un cónyuge no cristiano se convertía en un obstáculo para su comunión con Dios. Dado que mucha gente seguía prácticas idolátricas, estaban preocupados de que eso contaminara su vida y su hogar. ¿Pero por qué no pensar en la otra posibilidad? ¿Por qué no tener la esperanza de que su fe puede influir poderosamente en su relación al grado de motivarlo a conocer más de Cristo?
Lo que Pablo piensa es que usted puede ser una bendición grande en su hogar. Puede ser el instrumento que Dios use para traer a su esposo a los pies de Cristo, y sus hijos sean receptores de las bendiciones del pacto de Dios. Por eso, en lugar de mandar al infierno a su cónyuge, piense en las maneras que puede ministrarle bíblicamente, aun si ahora es hostil a la fe.
Bendito Dios, ayúdanos a poner todo lo que esté de nuestra parte para traer a tus pies a mi familia. En Cristo, amén.
El camino a la madurez cristiana es una travesía maravillosa. No hay nada que se compare a estar en sintonía con la voluntad de nuestro bondadoso Dios. Su Hijo Jesucristo ha hecho posible el recorrido a través de su muerte en la cruz. Y, por si fuera poco, Dios ha hecho morar su Espíritu en nosotros para guiarnos, fortalecernos y capacitarnos para crecer junto con nuestros hermanos en la fe. Pero tenga cuidado de caer en la tentación de buscar atajos. No se deje seducir por los predicadores que le animan a seguir una meta distinta. La iglesia de Corinto es un ejemplo de los peligros de equi- vocar el camino y la confusión resultante. Gracias a Dios, nuestros errores no tienen la última palabra, y él permitió que el apóstol Pablo atendiera la necesidad pastoral de esta iglesia. De ese modo, la iglesia pudo retomar el camino, y nosotros también podemos hacerlo si nos hemos extraviado.
Huascar de la Cruz
Es casado y tiene cuatro hijos. Ha sido pastor en México por largo tiempo, y en la actualidad funge como el director del Ministerio Reforma.