11 de junio del 2021
1 Corintios 6:1-11
AMANTES DE LA JUSTICIA
“¿No saben ustedes que los que cometen injusticias
no tendrán parte en el reino de Dios?”.
1 Corintios 6:9
No hay área de nuestra vida que no sea afectada por nuestra relación con Dios. No existe alguna esfera en que nuestro Señor Jesucristo no reclame autoridad. Cualquier ámbito en el que nos movamos debemos buscar redimirlo para él. Y un buen comienzo es reflejarlo en nuestras relaciones cotidianas con otros creyentes.
Sin embargo, a veces venimos arrastrando ideas de la cultura que es difícil erradicar de nuestro corazón. He escuchado a creyentes que dicen, “negocios son negocios”, como si repitieran “amaos los unos a los otros”. La idea es que los negocios se miden, no por valores ni principios, sino por el lucro. No consideran que la fe afecte la manera de hacer negocios de un cristiano. Y así, pueden incluso aprovecharse hasta de la buena fe de un hermano en Cristo.
El apóstol Pablo estaba decidido a no tolerar una actitud así. El peligro que una persona corre al actuar de manera injusta es sumamente grave, y él no podía permitir que la iglesia mirara hacia otro lado en estos casos. No podemos manchar el honor de Cristo por no poner freno a la codicia. Si eso describe nuestra vida pasada, él nos llama ahora a ser personas ejemplares en todos los ámbitos de la vida. Como creyentes, nuestro mayor gozo debe ser que la obra del Espíritu en nosotros se refleje actuando de manera justa con todos.
Padre, gracias por amonestarnos cuando necesitamos corregir el camino. Dame la fuerza para actuar de manera justa con los demás. En Jesucristo, amén.?
El camino a la madurez cristiana es una travesía maravillosa. No hay nada que se compare a estar en sintonía con la voluntad de nuestro bondadoso Dios. Su Hijo Jesucristo ha hecho posible el recorrido a través de su muerte en la cruz. Y, por si fuera poco, Dios ha hecho morar su Espíritu en nosotros para guiarnos, fortalecernos y capacitarnos para crecer junto con nuestros hermanos en la fe. Pero tenga cuidado de caer en la tentación de buscar atajos. No se deje seducir por los predicadores que le animan a seguir una meta distinta. La iglesia de Corinto es un ejemplo de los peligros de equi- vocar el camino y la confusión resultante. Gracias a Dios, nuestros errores no tienen la última palabra, y él permitió que el apóstol Pablo atendiera la necesidad pastoral de esta iglesia. De ese modo, la iglesia pudo retomar el camino, y nosotros también podemos hacerlo si nos hemos extraviado.
Huascar de la Cruz
Es casado y tiene cuatro hijos. Ha sido pastor en México por largo tiempo, y en la actualidad funge como el director del Ministerio Reforma.