10 de junio del 2021
1 Corintios 5:1-13
DIGA “NO” A LA CONTAMINACIÓN
“Así que echen fuera esa vieja levadura que los corrompe, para que sean como el pan hecho de masa nueva”.1 Corintios 5:7
No descuide la santificación de su vida. Cultivar un estilo de vida propio de un hijo de Dios no es solo una bendición para usted. Es también algo que agrada el corazón de Dios porque su meta es que su pueblo refleje el carácter de su Hijo. Él quiere que se diga de nosotros, “de tal padre, tal hijo”.
Cuidar nuestro testimonio es también una bendición para la comunidad cristiana a la cual pertenecemos. Dios no forma su pueblo con gente caída del cielo, y demostrar progreso en nuestro carácter cristiano motiva a aquellos que apenas están dando sus primeros pasos en la fe. Ellos escuchan cómo hablas, ven cómo reaccionas, aprenden de tu forma de pensar.
Puedes ser una bendición, pero también una piedra de tropiezo si no eres cuidadoso de tu conducta. “Un poco de levadura leuda toda la masa” dice el pasaje. Una masa nueva no se puede contaminar con levadura vieja. El pecado de una persona puede afectar a toda la comunidad. Y en la iglesia de Dios no hay nadie con privilegios especiales para vivir como le plazca, aun si es un miembro prominente. Como hijos de Dios ya no nos define el pecado, sino nuestra nueva identidad en Cristo. Y si hemos fallado, Dios ha provisto los medios para tomar decisiones firmes, corregir el camino y volver a la comunión con él.
Dios mío, ayúdame a ser santo como tú eres santo. Dirige mis pasos para no ser tropiezo para otros. En Jesús, amén.
El camino a la madurez cristiana es una travesía maravillosa. No hay nada que se compare a estar en sintonía con la voluntad de nuestro bondadoso Dios. Su Hijo Jesucristo ha hecho posible el recorrido a través de su muerte en la cruz. Y, por si fuera poco, Dios ha hecho morar su Espíritu en nosotros para guiarnos, fortalecernos y capacitarnos para crecer junto con nuestros hermanos en la fe. Pero tenga cuidado de caer en la tentación de buscar atajos. No se deje seducir por los predicadores que le animan a seguir una meta distinta. La iglesia de Corinto es un ejemplo de los peligros de equi- vocar el camino y la confusión resultante. Gracias a Dios, nuestros errores no tienen la última palabra, y él permitió que el apóstol Pablo atendiera la necesidad pastoral de esta iglesia. De ese modo, la iglesia pudo retomar el camino, y nosotros también podemos hacerlo si nos hemos extraviado.
Huascar de la Cruz
Es casado y tiene cuatro hijos. Ha sido pastor en México por largo tiempo, y en la actualidad funge como el director del Ministerio Reforma.