Juan 6:25-35
ALIMENTO PARA TODA LA VIDA
“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre...” Juan 6:35
Cuando el pan es bueno, no se quiere dejar de saborearlo. Y si nos llega como caído del cielo, todavía más. No tengo idea si el pan que Jesús multiplicó para alimentar a la multitud hambrienta tenía algún sabor especial. Lo que sí es cierto, es que Jesús se dio cuenta que a ellos les interesaba más el estómago lleno, que un alma satisfecha. Regresaron por el pan, no por Jesús.
Pero el Señor aprovecha la ocasión para corregir las expectativas desajustadas de la gente. Él se describe a sí mismo como enviado de Dios, como alimento salvador para su pueblo. Al hablar de sí mismo el pan de vida, Él dejó en claro que estaba hablando de comida espiritual, que es más importante que la comida y bebida físicas. Jesús satisface el hambre más profunda del alma humana. A diferencia del pan en mi casa, la comida que Jesús ofrece nunca se echa a perder ni se agota.
“Yo soy el pan de vida” (junto con muchas otras declaraciones de “Yo soy” de nuestro Señor) significa que el amor salvador que ofrece Jesús es para ahora. ¡Su obra en favor nuestro es una realidad presente! Jesús dijo anteriormente: “El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna” (Juan 5:24), y eso significa vida presente que la muerte no puede destruir. La buena noticia es para ahora y exige mi aceptación hoy.
Padre Celestial, al disfrutar del pan de cada día, también te damos gracias por Jesús, el pan de vida, que satisface nuestra necesidad. En su nombre, Amén.