2 Timoteo 1:5-7
NO TE PRECIPITES
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
2 Timoteo 1:7 (RVR60)
¿Quién no siente compasión por una persona que actúa precipitadamente para conseguir justicia? En el calor del momento, el deseo de vengar una afrenta parece correcto. Pero la experiencia nos dice que lo más prudente calmarse y darse tiempo para reflexionar sobre cómo se debe reaccionar.
El autocontrol, o templanza, refrena nuestros deseos y los canaliza para nuestro propio bien y el de nuestro prójimo. El dominio propio es un don de Dios que trae salud a la mente y al cuerpo y descanso al alma. El autocontrol nos salva de ser esclavos de nuestras emociones impulsivas.
El autocontrol no es para cobardes, le dice Pablo a Timoteo, porque se necesita una fuerza sobrehumana para negarnos a nosotros mismos. Tal fuerza está disponible al rendirse al Espíritu de poder y al amor que Dios otorga a sus discípulos por medio de Jesucristo. El poder y el amor de Dios comienzan un freno de por vida para nuestros deseos egocéntricos y descontrolados, a fin de templar nuestras almas con el fuego del Espíritu Santo.
Pese a su bravuconería, la sed de venganza es débil porque se deja vencer por el mal. Por el contrario, Jesús nos llama a perdonar a una persona una y otra vez, con tanta frecuencia que nos costará trabajo mantener la cuenta. Y entregarnos a su don de autocontrol nos dará su fuerza para hacerlo.
Señor, gracias por la fuerza para entregar mis deseos a tu voluntad. Pero sé que no siempre demuestro autocontrol. Ayúdame a ser fuerte, en tu nombre. Amén.