Juan 14:1-15
QUIEN AMA, OBEDECE
“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos”.
Juan 14:15
Jesús está en el cenáculo, y no lo acompañan las multitudes, sino solo sus discípulos. Esta es la última reunión con ellos y aprovecha para darles algunas lecciones. Les habla acerca de su amor, del cielo, de la casa de su Padre, de su segunda venida, del derramamiento del Espíritu y de su paz. Es en este contexto que Jesús reitera a sus discípulos que el amor a él es una cuestión de obediencia. No probamos nuestro amor a Jesús dedicándole mediante elogios, ni dirigiéndole palabras llenas de emoción.
Demostramos nuestro amor por él guardando sus preceptos, obedeciendo sus mandamientos, haciendo su voluntad. Nuestra vida habla más fuerte que nuestros discursos. Nuestro testimonio es más elocuente que nuestras palabras. El amor no consiste en palabras sino en acciones.
Hacer lo que Jesús manda es la evidencia más robusta de que le amamos. Andar conforme a su voluntad es la prueba cabal de nuestra devoción a él. Agradarle es nuestra más expresiva declaración de amor. Cuanto más nos deleitamos en él y cuanto más placer tenemos en hacer su voluntad, más irradian de nuestra vida las pruebas de nuestro amor por él. Y al hacer esto, demostramos que su sacrificio no fue en vano, que sus palabras nos se las llevó el viento, y que hay un pueblo fiel listo para extender su reino de amor.
Padre amado, perdónanos si nuestras acciones no concuerdan con lo que decimos. Ayúdanos a ser discípulos fieles a tu palabra. Por amor a Jesús, Amén.