Romanos 1:14-17
PREDIQUE EL EVANGELIO
“…por eso estoy tan ansioso de anunciarles el evangelio” Romanos 1:15
El apóstol Pablo asume tres compromisos con el evangelio en la introducción de su carta a los romanos: yo soy deudor (Rom. 1:14); yo estoy ansioso por predicar (Rom. 1:15); yo no me avergüenzo (Rom. 1:16). El evangelio nos fue dado para ser compartido. El evangelio debe ser predicado por toda la iglesia, en todo el mundo, a cada criatura. No podemos distraernos con las cosas terrenales al punto de que omitamos la tarea más urgente de anunciar la salvación a aquellos que, perdidos, necesitan de la gracia.
Aunque el mundo se burle del evangelio y los hombres nos ridiculicen, no podemos avergonzarnos del evangelio. El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Ese poder es irresistible. No hay corazón tan duro que el evangelio no pueda quebrantar. No hay pecador tan resistente que no pueda ser convertido.
Usted, que encontró el pan de vida, anuncie a los hambrientos que hay pan en abundancia en la casa del Padre. Usted, que fue sacado de las tinieblas a la luz, avise a los que andan errantes que Jesús es la luz que alumbra a todo hombre. Usted, que fue liberado de las garras del pecado, proclame a los que viven cautivos que Jesús es el libertador. Usted, que fue reconciliado con Dios, proclame al mundo que Jesús ha hecho la paz por la sangre de su cruz. ¡Predique el evangelio!
Bendito Padre, me comprometo a irradiar tu luz a los que no conocen el evangelio glorioso de tu Hijo. Amén.