10 de noviembre del 2025
Rut 2:1-13
NUESTRO REFUGIO
“Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte”. Rut 2:12
Dios no escatima esfuerzos cuando se trata de cuidar de sus hijos. Su amor es diligente, pero, a veces, somos nosotros quienes nos cuesta pedir ayuda. Nos resistimos a expresar lo que necesitamos por temor al rechazo, al juicio o simplemente por orgullo. Pedir cuidado también requiere valor. Rut lo sabía. Aunque era extranjera, viuda y sin recursos, no se quedó paralizada por la necesidad. Se levantó temprano y salió al campo, con la esperanza de encontrar un lugar donde pudiera recoger espigas para ella y su suegra Noemí. Con humildad pidió permiso para espigar en la propiedad de Booz, un pariente lejano. Booz no solo accedió, sino que la trató con respeto, le dio protección y hasta la invitó a comer con sus trabajadores. Pero lo más profundo fue lo que dijo al bendecirla: “Que el Señor te recompense… porque has venido a refugiarte bajo sus alas”. Booz vio más allá de la pobreza de Rut; vio su fe. Vio a una mujer que, en medio de su vulnerabilidad, había confiado en el Dios de Israel como su único refugio. Esta escena sencilla nos recuerda que Dios muchas veces cuida de nosotros a través de la generosidad de otros. Y también nos llama a estar atentos para ser nosotros instrumentos de esa misma provisión. A veces seremos como Rut, con la necesidad de extender la mano. Otras veces seremos como Booz, llamados a abrir la mano con compasión.
Señor y Dios, ayúdanos a confiar en ti, sabiendo que eres nuestro refugio y que nos has bendecido para compartir y ayudar a los demás. En Jesucristo, tu Hijo. Amén.
Jesús dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26). Además de muchas otras cosas de la creación, como las rocas, los árboles, el agua y las flores del campo, Jesús nos hace un llamado a prestar atención a las aves para reflexionar y comprender mejor el amor y el cuidado que Dios tiene por nosotros. Dios ha hecho de las aves una parte hermosa de su creación. También son símbolos y ejemplos de su gran historia de redención, recordándonos la presencia de Dios y la paz que nos trae. En su gracia, Dios nos habla a través de su maravillosa creación para que podamos participar plenamente en sus promesas.
Julia Prins Vanderveen
Trabaja y vive en Vancouver, Columbia Británica, con su esposo, Trevor, y sus tres hijos. Julia ha trabajado junto con su esposo pastoreando una iglesia en Vancouver. También es capellán y profesora de humanidades en la Escuela Cristiana de Vancouver.