Job 12:1-13
APRENDIENDO DE LOS ANIMALES Y AVES
“Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; A las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán…”Job 12:7
Una vez, un profesor jubilado confesó que sus nuevos maestros eran… las aves. Al inicio, apenas distinguía entre un gorrión y una golondrina. A todas las llamaba pajarillos. Pero a medida que aprendía a observar, a mirar con detenimiento y paciencia, descubría la singular belleza de cada especie, sus hábitos, su canto, su forma de volar. Aprendió a leer los detalles, y esa atención a lo pequeño transformó también su forma de mirar a las personas. Donde antes había generalizaciones, comenzó a ver historias únicas y maneras diversas en que Dios obra en cada vida.
En nuestro pasaje, el patriarca está rodeado de amigos que creen tener todas las respuestas. Le hablan desde la lógica, desde una supuesta sabiduría, pero no desde la compasión ni la humildad. Job, en cambio, señala algo más profundo: hasta los animales, hasta las aves, saben que Dios tiene el control. Ellas no razonan, ni argumentan, ni filosofan. Pero viven con la confianza de que su Creador cuida de ellas. Encuentran alimento, cobijo y dirección, porque dependen de quien las formó.
En tiempos de sufrimiento o incertidumbre, no siempre entenderemos todo. Pero podemos aprender a observar, a escuchar la lección del gorrión en el tejado, del halcón en el cielo, de la paloma en la plaza. Podemos redescubrir la presencia constante de Dios en lo pequeño, en lo cotidiano.
Señor Jesús, danos humildad y ayúdanos a prestar atención a las personas que nos rodean y reconocer en ellas tu presencia misericordiosa. Amén.