Miércoles
MARAVILLADO POR EL DISEÑO DE DIOS
“¿Diste tú hermosas alas al pavo real, o alas y plumas al avestruz?”. Job 39:13
En una ocasión, mientras paseaba en un zoo, vi un enorme avestruz que corría frenéticamente junto al trenecito guía. Su largo cuello sobresalía entre la multitud de árboles y personas, y sus patas delgadas levantaban nubes de polvo al correr. No pude evitar sonreír. ¡Qué criatura tan extraña y fascinante!
En este pasaje Dios pone de ejemplo al avestruz. ¿Por qué? ¿Qué puede enseñarnos un ave que no vuela, pero corre como el viento y tiene reacciones tan torpes como encantadoras? Quizá estas aves no tienen la inteligencia del cuervo ni la elegancia del águila. Pueden parecer graciosos o ridículos, pero corren más rápido que muchos otros animales, superando incluso a caballos y jinetes. Son un recordatorio viviente de que el valor y el propósito no siempre están en lo que el mundo aplaude —como la inteligencia o la belleza— sino en cómo cada criatura encaja en el plan de Dios.
Nuestra vida, al igual que el avestruz, puede parecer en ciertos momentos extraña o fuera de lugar. Podemos atravesar circunstancias que nos desconciertan, que no entendemos o que incluso nos hacen sentir torpes o desorientados. Pero aun en esos momentos, Dios no ha perdido el control. Él nos hizo con intención, con ternura y con sabiduría. Y todo, absolutamente todo —incluso lo que no entendemos de nosotros mismos— tiene un lugar en su perfecta creación.
Señor, gracias por la diversidad de tu creación. Te alabamos porque nos has dado un lugar y propósito en este mundo. En Cristo Jesús, amén.