26 de octubre del 2025
Filipenses 4:1-7
DEJAR IR LA PREOCUPACIÓN
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Filipenses 4:6
Vivimos en tiempos en los que la preocupación se ha vuelto una constante, especialmente entre los más jóvenes. Las presiones por el futuro, las exigencias académicas, las relaciones, las expectativas sociales… todo parece acumularse generando ansiedad, fatiga y desánimo. La preocupación, cuando no se maneja, puede volverse una carga silenciosa, afectando nuestro bienestar emocional, físico y espiritual. Nos impide vivir el presente, nos roba la alegría y nos distrae del propósito de Dios para cada día. En medio de ese escenario, la Palabra de Dios nos ofrece una alternativa radical: no vivir afanados, sino llevar todo en oración. Dios no nos pide que ignoremos nuestras preocupaciones, pero sí nos invita a reorientarlas: que, en lugar de cargarlas solos, las convirtamos en oración, en ruego, en gratitud. Orar no es simplemente hablar; es entregar, confiar, descansar. Es reconocer que no todo está bajo nuestro control, pero sí bajo el control de Aquel que es bueno, sabio y fiel. Y ese acto de rendición, cuando lo hacemos con un corazón agradecido, abre las puertas para experimentar la paz de Dios que “sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7). Hoy, en medio de tus preocupaciones, haz una pausa. Ora. Ruega. Da gracias. Y deja que Dios haga lo que solo Él puede hacer: llenarte de paz mientras Él se encarga del resto.
Señor, ayúdame a dejar a un lado la preocupación y a confiar en ti y en tus promesas. Llena mi corazón de tu paz y recuérdame tu fidelidad. En Jesús, Amén.