Juan 17:6-26
EN MANOS DE MI PADRE
“Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros”. Juan 17:11
La escena puede parecer arriesgada: un padre lanza a su pequeña hija por los aires. Ella ríe a carcajadas, con los ojos brillando de emoción. No hay temor en su rostro, solo pura alegría. Aunque está en el aire, suspendida por un instante, no siente miedo… solo confianza. Confía porque sabe quién la sostiene. Conoce esas manos: manos fuertes, firmes, amorosas. Manos que jamás la dejarán caer. Manos que están allí no para asustarla, sino para cuidarla y protegerla siempre.
¿Acaso no es maravilloso saber que la Biblia habla con tanta frecuencia del cuidado de Dios por sus hijos? Ese cuidado es una de sus especialidades. Y para que no nos quede la menor duda, Jesús mismo lo expresó en oración al Padre: “Guárdalos en tu nombre”. Él sabía que solo en las manos del Padre estamos verdaderamente seguros.
Esta verdad debería transformar la manera en que vemos la Biblia. No es simplemente un manual de reglas o un mapa para evitar el castigo. La Biblia es como una extensa carta de amor, donde Dios abre su corazón a sus hijos. Es una invitación del Padre para que lo conozcamos de forma personal e íntima. Nos habla de salvación, sí… pero no solo como escape, sino como adopción. Es el regreso a casa, donde somos recibidos con alegría, celebramos con Él, y participamos de la herencia gloriosa del amor inagotable del Padre. ¿Ya eres parte de la familia de Dios?
Gracias, Padre, por el privilegio de ser hijo tuyo. Danos la fe para confiar en que tus manos son refugio seguro para nosotros. En el nombre de Jesús, Amén.