Apocalipsis 21:1-4

DIOS CON NOSOTROS

“He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. Apocalipsis 21:3

A veces es difícil imaginar lo que significa ser heredero de Dios. Sabemos que hay una promesa, que se nos ha dado una herencia gloriosa junto con Cristo… pero los detalles parecen un misterio. Sin embargo, la Biblia nos ofrece un adelanto, como si fuera el tráiler de una película que apenas podemos esperar ver completa. En Apocalipsis 21 se nos da una pequeña ventana a ese futuro asombroso. Y aunque muchas veces nos distraemos con la imagen de calles de oro y puertas resplandecientes, lo que realmente debería detenernos el aliento es esta frase: “Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Ap. 21:3 RVA). Ese es el verdadero tesoro. El mayor regalo de nuestra herencia no es un lugar lujoso, sino una presencia permanente. No más separación. No más distancia entre el Creador y sus hijos. No más lágrimas, ni dolor, ni soledad. Solo Dios… con nosotros. Para siempre. Eso es lo que nos espera: una eternidad donde viviremos completamente abrazados por el amor del Padre. Y esa relación perfecta —no el oro ni las piedras preciosas— es la verdadera joya de la corona de nuestra herencia. Pero, ¿es realmente esto lo que más anhelas del reencuentro con Dios? Porque lo que deseas ahora, tus sueños y prioridades presentes, revelan dónde está tu corazón. Al final, donde esté tu tesoro… allí estará también tu corazón.

Padre celestial, nuestras almas anhelan el día en que moremos contigo. Gracias por revelarnos tus planes a través de tu Palabra. Esperamos ese día con gozo. En Jesús, Amén.