Habacuc 2:6-20
EL SILENCIO MÁS EXTENSO
“Pero el Señor está en su santo templo: ¡guarde silencio delante de él toda la tierra!”.
Habacuc 2:20
Cuando un rey entra en la sala, todos callan. El silencio no es opcional, es una señal de respeto. En la antigüedad, cualquier palabra fuera de lugar podía costar la vida. Dios, a través del profeta también nos ordena guardar silencio ante su presencia. Y lo hace en un momento de gran inestabilidad geopolítica. Tanto así, que Él mismo le anuncia a Habacuc la inminente invasión de su tierra. Sí, Él es el Rey de Reyes, el Señor soberano.
¡Qué alentador es saber en quién hemos puesto nuestra confianza! No es un Dios distante ni indiferente, sino el Rey que gobierna el universo y, al mismo tiempo, nos envuelve con su amor y misericordia. Aunque su grandeza es inalcanzable, nos llena de gozo y nos asegura salvación. ¡Qué seguridad tienen aquellos que confían en sus promesas! Si aún no has puesto tu confianza en Él, este es el momento de hacerlo. Su trono es de gracia, pero no es ciego ante la injusticia ni indiferente al pecado.
Nada sucede fuera de su voluntad. Él dirige la historia y es quien determina nuestros tiempos. Si confías en Él, tu vida estará segura, aun en medio de la tormenta. Las aguas pueden agitarse, el viento puede rugir, pero si Dios es tu capitán, nunca naufragarás. Rinde tu vida al Rey, guarda silencio ante su presencia y confía en su dirección. Él es el único que puede llevarte a puerto seguro.
Te alabamos, Señor, por tu poder y tu amor por nosotros. Guíanos siempre por el camino correcto y sostennos en cada paso que demos. En ti confiamos, por el amor de Jesús. Amén.