Salmo 71:1-16
EN EL OCASO DE LA VIDA
“En ti, oh Jehová, me he refugiado; No sea yo avergonzado jamás”.
Salmo 71:1 RVR60
La vejez no siempre llega en las mejores condiciones. Algunos enfrentan carencias económicas, otros tienen recursos pero carecen de salud para disfrutarlos, y para muchos, la soledad se convierte en su mayor temor. Es doloroso ver a ancianos olvidados por sus hijos, abandonados por los amigos o incluso convertidos en objeto de burla.
El Salmo 71 es una oración de alguien que ha vivido muchos años y ha enfrentado desafíos. Su mayor preocupación no es la soledad, sino la amenaza de sus enemigos. Su clamor es claro: "Señor, no permitas que quede en vergüenza, no me abandones cuando mis fuerzas se agoten". Sin embargo, su confianza no está en sus propias capacidades ni en las personas que lo rodean, sino en Dios. Él sabe que, aunque todo a su alrededor cambie, su Roca permanece firme.
Este salmo nos recuerda que Dios es nuestro refugio constante, no importa la etapa de la vida en la que nos encontremos. Aun cuando el cuerpo se debilite, la fe puede fortalecerse. Y cuando confiamos en Él, no solo encontramos protección, sino también un motivo para alabarle y testificar de su fidelidad. Las personas pueden fallarnos, la salud puede debilitarse y los recursos pueden agotarse, pero Dios nunca cambia ni nos abandona. Si Él es nuestro refugio, podemos vivir con paz y con gratitud, sabiendo que en sus manos estamos seguros.
Quiero reconocerte hoy, Señor, como mi salvador. Entrego a ti mis dolencias y mis necesidades. En Jesucristo, amén.