Salmo 56:1-13
SEGURO EN SUS MANOS
“Confío en Dios y no tengo miedo. ¿Qué me puede hacer el hombre?”.
Salmo 56:11
Vivimos en tiempos donde la inseguridad es una realidad cotidiana. Hay quienes, al salir de casa, no saben si volverán con tranquilidad. En algunas regiones, las personas temen recibir una llamada amenazadora, ser seguidas por desconocidos o encontrarse con un retén que no saben si es legítimo o un peligro disfrazado. El miedo se ha vuelto parte del día a día.
El salmista conocía bien lo que era vivir bajo presión y peligro. Sus palabras reflejan angustia: “A todas horas me persiguen mis enemigos; son muchos los que me atacan con altanería” (Salmo 56:2). No es fácil vivir bajo acoso constante, ya sea en el trabajo, en la comunidad o incluso dentro de nuestro círculo cercano. Por eso, podemos hacer nuestras sus palabras: "Confío en Dios y no tengo miedo". No dice que el peligro no existe, sino que su confianza en Dios es mayor que su temor.
Esa es la clave: no se trata de negar la realidad, sino de recordar quién sostiene nuestra vida. Si nuestra seguridad dependiera de las circunstancias, nunca estaríamos en paz. Pero cuando nuestra confianza está en Dios, podemos afirmar con convicción: "¿Qué me puede hacer el hombre?". La maldad del mundo es real, pero Dios es más grande que cualquier amenaza. No permitas que el miedo gobierne tu corazón. En lugar de eso, entrégale tus temores al Señor y aférrate a su promesa de protección.
Dios y Padre, permíteme caminar confiadamente contigo, teniendo la certeza de que tú me proteges y libras de todo mal. En el nombre de tu hijo Jesús, Amén.