Apocalipsis 21:1-8
EL PARAÍSO RECOBRADO
"El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y también dijo: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza»". Apocalipsis 21:5
Hace algunas décadas, un famoso cantante soñaba con un mundo sin cielo ni infierno, sin religión ni fronteras, sin hambre ni posesiones. Su mensaje resonó con muchos, y hoy, el pensamiento progresista lo ha llevado aún más lejos: un mundo sin familia, sin distinciones de género, sin absolutos morales. La idea suena atractiva, casi como un Edén hecho por manos humanas.
Pero aquí va la gran pregunta: ¿lograrán estos movimientos construir el paraíso en la tierra? ¿Podrán acabar con las guerras, la injusticia, el sufrimiento y la muerte? ¿Podemos prescindir de la esperanza del cielo y confiar en las utopías humanas? Escuche lo que dice Dios a través del apóstol Juan. En su visión, sí hay un mundo sin llanto, sin muerte, sin dolor. Pero no es el resultado de esfuerzos políticos ni ideologías humanas. Es obra de Dios. No habrá opresión ni desigualdad, porque el Rey justo reinará. No habrá pobreza ni hambre, porque el Proveedor estará con su pueblo.
Los sistemas humanos, ya sean socialistas o capitalistas, han prometido paraísos y han fracasado una y otra vez. La razón es simple: el verdadero paraíso solo puede venir de Dios. Y lo mejor de todo es que Él ya ha abierto la puerta para que tú y yo podamos entrar. Su invitación sigue en pie: "Al que tenga sed le daré a beber del manantial del agua de la vida, sin que le cueste nada" (Apocalipsis 21:6).
Gracias, Padre, por el futuro maravilloso que tienes para tus hijos. Acepto con gozo de la fuente de agua viva que me ofreces para vivir contigo para siempre. Por Cristo, amén.