Romanos 8:31-39
EL AMOR QUE NUNCA FALLA
"¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!". Romanos 8:39
El amor de Dios es un regalo que va más allá de nuestra comprensión. No se basa en nuestros méritos ni en lo que podamos hacer para ganarlo. Su amor nos alcanza en nuestra debilidad, nos sostiene en nuestras caídas y nos ofrece gracia y misericordia en cada etapa de nuestra vida. A diferencia del amor humano, que suele ser condicional y limitado, el amor de Dios es constante y fiel. Sin embargo, aunque Dios ama a todos, su amor también nos llama a responder a Él en fe y obediencia.
En una sociedad donde muchas personas buscan aceptación y significado, el amor de Dios nos recuerda que nuestro valor no depende de nuestras capacidades ni del reconocimiento del mundo. Somos amados por Dios simplemente porque Él nos creó y nos redimió en Cristo. Pero este amor no nos deja donde estamos: nos transforma y nos llama a una relación de entrega y confianza en Él.
Para quienes han puesto su confianza en Cristo, Dios ha dado una promesa maravillosa: nada en este mundo ni en el más allá puede separarnos de su amor. A veces, esta verdad es difícil de asimilar, especialmente cuando hemos experimentado decepciones y rechazos. Sin embargo, el amor de Dios no es incierto ni cambiante; es un amor que ya ha sido demostrado en la cruz. Al enviar a su Hijo, Dios nos dio la mayor prueba de su fidelidad, y en Cristo, todas sus promesas son seguras y eterna.
Señor, estamos asombrados por tu forma de amarnos. Ayúdanos a recibir y extender tu amor en todas partes. En Jesús, Amén.