Romanos 12:9-21
CUANDO EL CONFLICTO TOCA LA PUERTA
"Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos". Romanos 12:18
Los conflictos son inevitables. En algún momento de la vida, tendremos diferencias con familiares, compañeros de trabajo, amigos e incluso con hermanos en la fe. A veces, esos desacuerdos pueden parecer pequeños, pero otras veces pueden romper relaciones y dejar heridas profundas. Sin embargo, como seguidores de Cristo, no estamos llamados a alimentar divisiones, sino a buscar la paz y la reconciliación.
Es en esas situaciones donde nuestro carácter se pone a prueba y donde podemos reflejar el corazón de Cristo. Pero para que eso suceda, debemos comenzar por examinar nuestro propio corazón. Enfrentar un conflicto nos lleva a preguntarnos: ¿Estoy respondiendo con humildad? ¿Estoy escuchando con empatía? ¿Estoy dispuesto a perdonar?
Nuestro propósito no debe ser ganar discusiones, sino construir puentes que sanen relaciones. Esto no significa que debamos ignorar la verdad ni permitir injusticias, pero sí que nuestra actitud debe estar marcada por la gracia, y la disposición de buscar restauración. Si hoy enfrentas un conflicto, pídele a Dios que te guíe en cada palabra y acción. Ora por la fuerza para dejar atrás el rencor y el deseo de tener la última palabra. En un mundo lleno de división, Dios nos llama a ser agentes de reconciliación, mostrando que su amor es más grande que cualquier diferencia.
Príncipe de la Paz, en situaciones de conflicto, ayúdanos a buscar tu sabiduría. Concédenos humildad para la reconciliación y danos la fuerza para buscar la paz. Amén.