Santiago 4:1-12
LA INVITACIÓN QUE LO CAMBIA TODO
"Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes". Santiago 4:8
Vaya invitación. A simple vista, parece un llamado común, dirigido a aquellos que desean profundizar su comunión con Dios. Pero cuando miramos el contexto, descubrimos que este versículo no es solo una dulce exhortación, sino un grito de urgencia para quienes están en medio de una batalla espiritual... y la están perdiendo.
Santiago escribe a creyentes que han sido arrastrados por sus propios deseos, atrapados en pleitos, codicias y oraciones sin respuesta. El diagnóstico es devastador: "¡Oh gente infiel!" (v. 4). Amigos del mundo, creyentes de doble ánimo, divididos entre Dios y sus propios intereses. No es simplemente un grupo de personas que han descuidado su devoción, sino soldados debilitados, en riesgo de sucumbir ante el enemigo.
Pero Dios, en su misericordia, les ofrece la única salida: acercarse a Él. No con altivez ni justificaciones, sino con un corazón quebrantado, reconociendo su insuficiencia y suplicando su gracia. Solo cuando nos humillamos delante de Dios, Él nos levanta. Acercarse a Dios no es solo una opción para quienes desean crecer espiritualmente; es el único camino para aquellos que han caído y necesitan restauración. Cuando nos rendimos, Dios nos responde. Cuando nos humillamos, Él nos exalta. La gracia de Dios es abundante, pero solo fluye hacia los corazones que reconocen su necesidad.
Padre amoroso, ayúdame a priorizar nuestra relación. Gracias por permitirme conocerte de cerca. Que mi corazón reciba tu presencia y a tu voz. En el nombre de Jesús, amén.