08 de junio del 2025
2 Samuel 7:1-11
DIOS PROMETE A DAVID UNA DINASTÍA
“Yo haré que te veas libre de todos tus enemigos. Y te hago saber que te daré descendientes…” 2 Samuel 7:11
David tenía un deseo en su corazón: construir una casa para el Señor. Quería edificar un templo que reflejara su amor y devoción a Dios. Pero Dios tenía un plan mayor: Él quería construir una dinastía para David. Dios le dijo que no sería él quien levantaría el templo, pero eso no significaba que Su obra en David terminaría ahí. Dios le hizo una promesa inquebrantable: "Yo estableceré a uno de tus descendientes… y yo afirmaré su reino para siempre" (2 Samuel 7:12-13). La familia de David gobernó en Jerusalén. Hubo reyes fieles y reyes rebeldes, y cuando la desobediencia creció, Dios cumplió Su palabra y disciplinó a su pueblo. Pero Dios no olvidó Su pacto. Con mano fuerte y poderosa, los trajo de vuelta a su tierra. Mientras el reino existió, en Judá solo una dinastía permaneció: la de David. Y en la plenitud de los tiempos, la promesa se cumplió. La simiente de la mujer, el descendiente de Abraham, el Hijo de David, nació en un humilde pesebre en Belén. Jesús, el Redentor, vino al mundo no solo para gobernar, sino para salvar. Él es el Rey de reyes cuyo reino no tiene fin. Los reinos de este mundo van y vienen. Los gobernantes suben y caen. Pero Jesús reinará por los siglos de los siglos. Su trono permanece firme para siempre. La pregunta es: ¿conoces al Hijo de David? ¿Has rendido tu vida al Rey eterno?
Gracias, Dios, porque en Cristo tenemos un rey cuyo reino no termina. Confiamos que un día él volverá para hacer visible su reinado. En su nombre oramos, amén.
Tenemos la gran alegría de presentar a nuestros lectores el Cada Día de junio de 2025. Durante este mes, hablaremos de los altibajos de la vida de David, rey de Israel. El hombre conforme el corazón de Dios, ungido por Dios, pastor de ovejas, compositor de salmos, arpista, guerrero y conquistador, después de alcanzar la cima del poder, se desliza desde la cima de la pirámide hacia las profundidades del pecado. David codicia a la mujer de su prójimo, comete adulterio con ella, miente a su familia, engaña a la nación, mata al marido de la mujer, se casa con la viuda y disimula ante todos. David ve cómo su familia se desintegra, su reino se debilita y su vigor se agota. Pero David se arrepiente, llora, confiesa su pecado y recibe el perdón de Dios. David convirtió sus penas más profundas en salmos de lamento y sus alegrías más puras en salmos de alabanza. Leamos ahora sobre los altibajos de este hombre llamado “el dulce salmista de Israel”.
Hernandes Dias Lopes
El Rev. Lopes está casado con Udemilta y viven en Sao Paulo Brasil en compañía de sus dos hijos. El pastor Hernandes viaja alrededor del mundo para predicar y enseñar la Biblia.