2 Samuel 13:22-26
UNA GRAN OMISIÓN
“Y Absalón había dado orden a sus criados, diciendo: Os ruego que miréis cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino; y al decir yo: Herid a Amnón, entonces matadle…” 2 Samuel 13:28 RVR60
David falló no solo cuando ignoró el sufrimiento de Tamar y no corrigió a Amnón, sino también cuando decidió hacer la vista gorda ante el odio de Absalón. Durante dos años, su hijo alimentó un deseo frío y calculado de venganza, esperando el momento exacto para ejecutar su plan. La oportunidad llegó en el tiempo del esquileo de las ovejas. Absalón organizó un banquete e invitó a David y a sus hermanos. David, como era costumbre, encontró excusas para no ir, pero cuando Absalón insistió en llevar a Amnón, el rey cedió sin cuestionar demasiado.
Y así, en una celebración falsa, Absalón ordenó el asesinato de su hermano. David, el gran guerrero, volvió a cosechar otra amarga derrota en su familia. ¿Cómo pudo ser tan perspicaz en la guerra y tan ciego en su propio hogar? Todos sabían lo que Absalón planeaba, excepto él. Los problemas ignorados no desaparecen; crecen hasta explotar en tragedias aún mayores.
Ahora, Absalón tenía que huir. El hijo que David no supo corregir se convertía en fugitivo. El pecado de David seguía cobrando facturas, y su familia se desmoronaba frente a sus ojos. ¿Cuántas veces hemos evitado enfrentar un problema, esperando que se resuelva solo? ¿En qué áreas de nuestra vida estamos ignorando señales evidentes de peligro? Dios nos llama a actuar con sabiduría, antes de que sea demasiado tarde.
Dios sabio y bueno, dame la valentía de no ignorar lo que necesito enfrentar. Ayúdame a corregir con amor y a prevenir el desastre antes de que sea tarde. Te lo ruego en Cristo, Amén.