27 de mayo del 2025
Juan 10:7-15
LA FELICIDAD DE LA VIDA ABUNDANTE
“El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.Juan 10:10
Los gobiernos de países avanzados invierten sumas cuantiosas con el fin de averiguar si hay vida en otros planetas. Cualquier leve indicación, por muy absurda que parezca, aparece en los encabezados de agencias noticiosas. Ignoran, muchas veces a propósito, que en cuanto a la vida que más importa, para Dios es un asunto finiquitado. Jesús dijo que el propósito de su venida al mundo es para darnos vida y vida en abundancia. A diferencia del ladrón que viene a robar, matar y destruir, Jesús vino para que experimentáramos gozo permanente, paz duradera y felicidad eterna. Una vez, durante una fiesta en Jerusalén, Jesús se puso de pie y exclamó: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. La verdadera felicidad está en conocer a Jesús, experimentarlo y disfrutarlo. Esto no es sólo conocimiento teórico. No es sólo una afirmación intelectual. Jesús es el agua de vida. Necesitamos beber de esta agua. Quien bebe de esta agua nunca más vuelve a tener sed. Jesús calma nuestra sed existencial, nuestra hambre de significado. Aunque podemos llegar a sentirnos menos que un insignificante punto en este vasto universo, Jesús se hizo como uno de nosotros. Él, más que nadie, valora su creación y nos hace objeto de un regalo inigualable: la vida abundante.
Señor, nada falta a los que te aman. Prometiste abundancia de vida. Quiero, por lo tanto, apropiarme de lo mejor de ti para mí. En Cristo, amén.
Jesús llama a sus seguidores a dar frutos espirituales. En cierto modo, dice, que podemos hacerlo como una vid cuidada con esmero da fruto para un jardinero, y esto será para gloria de su Padre. Como los sarmientos de una vid, no podemos dar fruto por nosotros mismos, pero si permanecemos unidos a Él, su vida permanecerá en nosotros y seguiremos dando fruto (Juan 15:1-8). Este mes nos centraremos en los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Por medio del Espíritu Santo, que nos mantiene conectados al amor vivificante de Cristo, podemos producir frutos que glorifican a Dios de todas las maneras posibles, y en una abundancia que no podríamos imaginar. Y a medida que nuestras vidas se vuelven más fructíferas, somos atraídos a una comunión más dulce con nuestro asombroso y trino Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
George Koopmans
George Koopmans es capellán en el Medicine Hat College en Alberta. Fue pastor de una congregación en Minnesota (Luverne) y otra en Medicine Hat. George y su esposa, Emily, tienen cuatro hijas adultas y tres nietos.