Marcos 8:27-38
LA NECESIDAD DE TOMAR LA CRUZ
“Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame”.
Marcos 8:34
El camino de la cruz nunca ha sido atractivo y ni siquiera lo fue para los primeros discípulos de Jesús. Cuando Pedro escuchó cuáles eran las intenciones de Jesús al ir a Jerusalén de inmediato intentó persuadir a Jesús de buscar una alternativa menos riesgosa. Lo mismo sucede hoy con algunos creyentes, que al enfrentar las demandas del discipulado se muestran renuentes o buscan atajos. Sin embargo, el Señor no modifica ni suaviza sus demandas.
¿Qué significa realmente “cargar la cruz”? En el contexto del mundo romano, llevar una cruz significaba estar condenado a muerte. Esto quiere decir que seguir a Jesús requiere estar dispuesto a soportar dificultades, persecuciones e incluso la muerte, si es necesario, por causa del evangelio.
En la vida cotidiana, tomar la cruz significa despedirse de una vez por todas de la antigua manera de vivir, esa vida que es ajena a la gracia de Dios. Implica además negarse a uno mismo, es decir, abandonar las ambiciones egoístas, los deseos personales y las comodidades que se interponen en el seguimiento de Jesús. Es una invitación a morir al yo y a someterse completamente a la voluntad de Dios. Cristo en tu vida cambia tus prioridades, de modo que las cosas que antes eran importantes para ti, ya no lo son, y das lugar a las cosas que en verdad importan para Dios y que tienen repercusiones en la eternidad.
Señor, ayúdame a vivir como un verdadero discípulo y a darle la importancia que merece a tu reino. Por Cristo mi Señor y Dios. Amén.