Salmo 22:22-25

ALABARÉ TU FIDELIDAD

“En presencia de tu pueblo numeroso alabaré tu fidelidad; delante de los que te honran te cumpliré mis promesas”. Salmos 22:25

El Salmo 22 no es tan conocido como el salmo siguiente, pero inicia precisamente con las palabras que Jesús pronunció en su agonía en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Sal. 22:1 RVR60). Y en ese tenor transcurre gran parte del salmo, describiendo el sufrimiento y la angustia extrema del salmista. Pero al final del capítulo descubrimos que el sufrimiento no tiene la última palabra, y el tono cambia para convertirse en un sentimiento de esperanza, alabanza y restauración. El versículo 25 nos lleva a un lugar especial: la alabanza en comunidad. David reconoce que Dios es digno de alabanza, no solo en privado, sino en medio de la gran congregación, donde los que temen al Señor se reúnen para adorarlo. ¿Qué quiere compartir el salmista con sus compañeros en la fe? Sin duda que nuestras reuniones son una oportunidad para testificar del poder y la fidelidad de Dios en medio de las dificultades. Hay algo también bastante significativo en este pasaje: el salmista habla también de cumplir sus promesas hechas al Señor. A menudo ocurre que cuando la dificultad pasa nos olvidamos de los votos hechos. Es importante ser fieles a nuestras promesas, especialmente cuando hemos experimentado su intervención en nuestra vida. Es un acto de gratitud y reverencia que edifica tanto al creyente como a la comunidad.

Gracias Señor Jesús porque venciste la muerte y hoy podemos adorarte por permitirnos conocerte y llevarnos al camino al Padre. Amén.