Rut 1:8-22
DE LA AMARGURA A LA ESPERANZA
“Así fue como Noemí volvió de Moab con Rut, su nuera moabita. Llegaron a Belén cuando comenzaba la cosecha de la cebada”.
Rut 1:22
No siempre es fácil para la gente regresar a su pueblo natal. Los viejos recuerdos, los errores del pasado y algo de aprensión pueden complicar las cosas. Noemí regresa de Moab llena de desilusión y amargura. Su paso por Moab no fue lo que esperaba: en realidad le había traído muerte, pérdida y dolor. Y ella reacciona como muchos de nosotros: culpa a Dios por sus problemas. Cuesta trabajo ver la mano amorosa de Dios cuando enfrentamos dificultades.
Sin embargo, ahora Noemí no regresa sola. Rut, una de sus nueras, decide acompañarla, diciendo: “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mi Dios”. Rut, una forastera, escoge buscar un nuevo hogar en Belén, un lugar entre personas cuyo Dios había conocido sólo desde la distancia (v. 15).
Aunque para Noemí el panorama luce sombrío en este momento, la Palabra de Dios nos da un indicio de que no todo está perdido: la cosecha está llegando. Eso es solo un signo de que Dios hará de Belén un lugar de bendición para ella. Dios va a obrar maravillas que no solo van a bendecir a Noemí y a Rut, sino, eventualmente, alcanzarán al mundo entero. Por eso, muchos años después, Jesucristo, un descendiente de su familia se convertirá en el Salvador del mundo. Dios promete traer bendiciones a todos los que encuentren su hogar en Jesús. ¿Estás listo para dar ese paso hacia él hoy?
Señor, ayúdanos a ver más allá de nuestras amargas luchas. Dirige nuestras miradas hacia las promesas que tenemos en ti. Por el amor de Jesús, Amén.?