01 de noviembre del 2024
Salmo 23:1-6
NO HAY LUGAR COMO EL HOGAR
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Salmo 23:6 RVR60
“No hay lugar como el hogar”, se escucha en una antigua película. Y qué cierto resulta a veces al pasar algún tiempo lejos de casa. Piense, por ejemplo, en una de esas escapadas con el fin de explorar nuevos lugares o, simplemente, tomar un descanso de las tareas y rutinas cotidianas. A veces ese momento que comienza con tanto entusiasmo puede tornarse en un amargo sabor de boca. He escuchado de viajeros que han sido estafados por una empresa turística y de amigos que han sufrido un accidente que les ha impedido disfrutar como ellos quisieran. Estas amargas experiencias me hacen pensar en algo que ocurre a menudo en el terreno espiritual. Quienes creen en Dios y confiesan a Jesucristo, tienen, por así decirlo, una casa. Fuimos creados para morar en esta casa en la presencia de Dios, quien es el padre de esta familia. Pero en ocasiones el pecado nos tienta a dejar este hogar prometiendo aventuras fascinantes lejos del hogar. No obstante, no hay lugar adonde el enemigo pueda llevarnos que nos brinde la seguridad que se tiene al estar en casa con Dios. El Salmo 23 respira ese ambiente hogareño al hablar del cuidado de Dios por sus hijos a lo largo del camino de la vida. Puede ser un largo camino, a veces a través de valles peligrosos, pero qué alivio es saber que algún día él nos llevará de vuelta a casa para morar eternamente con él.
Santo Dios, gracias porque podemos depender de ti para guiarnos. Ayúdanos a confiar en tu promesa de que un día estaremos en casa contigo. En Jesús, amén.
En algún momento de nuestras vidas, muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de salir de viaje, aunque sólo fuera por un día o dos. Algunos, hemos salido de casa para estudiar o para buscar trabajo. Puede que nuestro tiempo fuera estuviera planeado y nos diera mucha alegria. Otras veces, sin embargo, nuestros viajes pueden ser imprevistos y estresantes. Nuestros viajes pueden estar provocados por acontecimientos que nos impulsan o incluso nos obligan a ir a buscar un nuevo hogar. En cualquier caso, necesitamos saber que al final del camino hay un lugar al que podemos pertenecer, un lugar al que podemos llamar hogar. La vida cristiana es así . A veces podemos viajar tranquilamente, dsifrutando de las bendiciones de la comodidad y la alegría que Cristo trae. Otras veces podemos sentirnos exigidos, desafiados e incluso desarraigados en nuestra vida espiritual. Aunque los desafíos pueden ayudarnos a crecer en la fe, necesitamos saber que a lo largo del camino Dios está siempre con nosotros. Afortunadamente, el Dios que nos llama a tener fe en su Hijo, Jesucristo, siempre cuida de nosotros, prometiendo no dejarnos ni abandonarnos jamás. Este es el Dios de la gracia y el perdón, que nos llena de su Espíritu y nos acoge para que disfrutemos de la vida en su presencia, dándonos un lugar al que llamar hogar dondequiera que estemos. Este mes vamos a reflexionar sobre estas cosas mientras exploramos algunos pasajes de la biblia sobre el hogar.
Joel vande Werken
Ha sido pastor desde el año 2007, sirviendo en iglesias en Sussex, nueva jersey y en Whitinsville, Massachusetts. Él y su esposa, Brandie, tienen cuatro hijos pequeños.