02 de noviembre del 2024
Génesis 2:8-23
NUESTRO PRIMER HOGAR
“Cuando Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara…”. Génesis 2:15
Al principio de la historia humana no había motivos para salir de casa porque la humanidad vivía en el paraíso. El jardín que Dios había creado incluía todo lo necesario para el florecimiento humano. No había ningún trabajo que resultara incómodo o desagradable. Y, por si fuera poco, nuestros primeros padres contaban con la compañía y cuidado del Dios amoroso. Ellos podían deleitarse y disfrutar de estar en casa con el Padre celestial. Entonces, ¿por qué alguien querría abandonar un hogar como éste? Como lo describe la Biblia, un elemento esencial de nuestra vida en el hogar es una sensación de satisfacción, que solo viene de descansar en el cuidado de Dios por nosotros. En el jardín del Edén todo lo que Dios estableció era para nuestro bien, incluyendo el árbol prohibido. ¿Podía confiar la primera pareja en la bondad de Dios? Como puede verse en el resto de la historia a los seres humanos nos resulta difícil estar contentos. Preferimos, en cambio, buscar nuestro propio camino, encontrar un lugar donde podamos seguir nuestros propios deseos. Y con ese objetivo en mente decidimos abandonar el hogar perfecto con Dios. Pero desde que salimos del jardín, lo único que encontramos es un vacío espiritual, que solo puede ser llenado por la presencia de Dios. Sólo en su Hijo, Jesús, Dios ofrece un retorno a la satisfacción. ¿Lo seguirás a casa hoy?
Señor, ayúdanos a descansar en tu gracia y provisión. Permítenos descansar en la obra consumada de Cristo que nos lleva a casa contigo. En su nombre, amén.
En algún momento de nuestras vidas, muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de salir de viaje, aunque sólo fuera por un día o dos. Algunos, hemos salido de casa para estudiar o para buscar trabajo. Puede que nuestro tiempo fuera estuviera planeado y nos diera mucha alegria. Otras veces, sin embargo, nuestros viajes pueden ser imprevistos y estresantes. Nuestros viajes pueden estar provocados por acontecimientos que nos impulsan o incluso nos obligan a ir a buscar un nuevo hogar. En cualquier caso, necesitamos saber que al final del camino hay un lugar al que podemos pertenecer, un lugar al que podemos llamar hogar. La vida cristiana es así . A veces podemos viajar tranquilamente, dsifrutando de las bendiciones de la comodidad y la alegría que Cristo trae. Otras veces podemos sentirnos exigidos, desafiados e incluso desarraigados en nuestra vida espiritual. Aunque los desafíos pueden ayudarnos a crecer en la fe, necesitamos saber que a lo largo del camino Dios está siempre con nosotros. Afortunadamente, el Dios que nos llama a tener fe en su Hijo, Jesucristo, siempre cuida de nosotros, prometiendo no dejarnos ni abandonarnos jamás. Este es el Dios de la gracia y el perdón, que nos llena de su Espíritu y nos acoge para que disfrutemos de la vida en su presencia, dándonos un lugar al que llamar hogar dondequiera que estemos. Este mes vamos a reflexionar sobre estas cosas mientras exploramos algunos pasajes de la biblia sobre el hogar.
Joel vande Werken
Ha sido pastor desde el año 2007, sirviendo en iglesias en Sussex, nueva jersey y en Whitinsville, Massachusetts. Él y su esposa, Brandie, tienen cuatro hijos pequeños.