Mateo 17:24-27
EL PEZ MÁS RICO
“Pero, para no servir de tropiezo a nadie, vete al lago, echa el anzuelo y saca el primer pez que pique. En su boca encontrarás una moneda...”
Mateo 17:27
No es de extrañar que este milagro sólo se registre en el libro de Mateo, un recaudador de impuestos. No se le podía pasar un cobro. Es interesante que Jesús sepa tratar con la colectividad y promover grandes multiplicaciones de peces, hasta el punto de alimentar multitudes y llenar cestas. Pero también es especialista en tratar con lo singular. Este milagro envuelve un solo pez. Lo mismo ocurre con nosotros, somos miles de millones y Él nos ve a cada uno de nosotros.
El relato de Mateo nos ayuda a comprender que Jesús no necesita pagar ese impuesto. Lo hace para evitar un escándalo. Es su última visita a Capernaum antes de marchar hacia su sacrificio. Lo que menos desea es que surjan algunos obstáculos que interrumpan su travesía. Ésa es una verdad bíblica: Jesús siempre sobrepasa nuestras expectativas.
Y qué creativa es esta acción sobrenatural divina. ¿Cuántas formas de pagar ese impuesto existían? Eran innumerables. Pero Jesús va más allá de lo posible. La creatividad y el poder emanan de él. El pago del impuesto estaba dentro de un pez. No en cualquier pez, sino en el primero que pesque. Él lo sabe todo, él lo creó todo, todo es suyo, por él y para él (Romanos 11:36). Este milagro nos anima a confiar y depender siempre de Él. No importa la situación, Jesús tiene respuestas mucho más allá de lo que podamos imaginar.
Gracias, Jesús, por las maravillosas respuestas que tienes para nosotros. Enséñanos a depender solo de ti y confiar en que tú haces posibles todas las cosas. En tu nombre, amén.