1 Tesalonicenses 5:1-11
PERSONAS QUE ANIMAN
“Por eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, tal como ya lo están haciendo”.
1 Tesalonicenses 5:11
¡Qué bendición es recibir palabras de aliento que dejan una huella profunda en nosotros! En cuantas ocasiones, en una conferencia o un retiro escuchamos palabras que nos inspiran y nos suben la moral. Es una bendición encontrar personas bastante positivas que tienen esa particularidad de contagiar con su entusiasmo y tener la palabra adecuada para alentar a otros.
Pablo tenía un amigo misionero llamado Bernabé, cuyo nombre significa “hijo de consolación” (Hechos 4:36). No es de extrañar que Bernabé fuera un líder en la iglesia y un compañero idóneo para Pablo. Una compañía así fue muy valiosa cuando fueron rechazados e incluso golpeados en uno de sus viajes misioneros (Hechos 13-14). En este pasaje, Pablo anima a los tesalonicenses a ser sabios, sobrios y a no tener miedo de los tiempos difíciles que enfrentan. Pueden usar la fe, el amor y la esperanza como armadura, alentados y fortalecidos en Cristo para cualquier desafío que pueda presentarse.
A veces damos por sentadas las cualidades de las personas y no nos damos cuenta de cómo están dotadas. Nos olvidamos de agradecer a los demás por las formas en que bendicen nuestras vidas. ¿Sabe tu familia cuánto los valoras? ¿Cómo puedes ser una fuente de ánimo en tu comunidad? ¿A quién en tu iglesia le vendría bien una palabra de aliento para crecer en sus dones?
Bendito Dios, conviértenos en personas que se animan unas a otras y sacan lo mejor de quienes nos rodean. En el nombre de Jesús, Amén.