Génesis 2:21-22
LA PRIMERA BODA
“De esa costilla Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre”.
Génesis 2:22
El relato de la primera boda de la historia es fascinante. No había invitados ni familiares, es cierto, y tampoco vestido de novia, pero estaba lo más importante: Dios. Su presencia, sin duda, iluminó poderosamente aquel momento. Él no se encontraba como un espectador; de acuerdo al relato bíblico, es Dios mismo quien entrega a la primera novia.
En una boda tradicional moderna, la entrega de la novia es uno de los momentos más emotivos. Es un acto que, tradicionalmente lo ha hecho el padre de la novia, aunque esto ha ido cambiando. En lugar del padre, a veces lo hace un familiar cercano, el mejor amigo, o algún padrino. Y a veces para reafirmar la independencia de la mujer, he visto sitios de internet que aconsejan a la mujer entrar sola. Se cree que el que un padre entregue a la hija estaba basado en la idea de que era su propiedad, y el matrimonio era solo un traspaso.
Este detalle tan significativo me hace pensar en la importancia que Dios le da al matrimonio. Él no delegó en ninguno de los ángeles este momento. Él cumplió la función de un padre responsable al entregar a una hija en matrimonio. Y este detalle es, entonces, un recordatorio, que la persona que más se necesita en el matrimonio es Dios, porque es él quien nos ayudará a sortear los momentos difíciles. ¿Juega Dios un papel central en su vida como matrimonio y como familia?
Bendito Dios, tú eres más que un invitado importante en nuestros hogares. Tú eres quien está en el centro de nuestra vida conyugal y familiar. Te agradezco tu presencia, en el nombre de Cristo, amén.