Romanos 5:1-11
SIN REDENCIÓN A TRAVÉS DEL CHOCOLATE
“Y ahora, después que Dios nos ha hecho justos mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos salvados del castigo final por medio de él”.
Romanos 5:9
Durante esta semana de celebraciones es común escuchar sobre el conejito de Pascua, los huevos y el chocolate. Esas viejas tradiciones seculares no tienen nada que ver con el regalo de Jesús de una nueva vida para todos los que creen en él. Pero pueden distraernos si nos olvidamos de centrarnos en el asombroso amor de Dios que se nos muestra a través de la muerte y resurrección de su Hijo, Jesús.
Reflexionar sobre la sangre derramada de Jesús puede hacernos sentir incómodos. Tal vez prefiramos concentrarnos en cosas más agradables y dulces, como el chocolate o algún otro bocadillo. Pero el sacrificio de Cristo es lo único que puede pagar la deuda de nuestro pecado y traernos la paz con Dios. No hay redención a través del chocolate.
Nuestra redención del pecado y la muerte vino a través de la sangre derramada de Jesús, el Cordero de Dios. Como vimos a principios de este mes, cuando Dios liberó a su pueblo de la esclavitud en Egipto, el cordero sacrificado de la Pascua señalaba el sacrificio de Jesús, el único Hijo de Dios. “¡Miren, ése es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29). Por su muerte tenemos vida. ¡Por su sangre derramada somos liberados y limpiados de todo pecado! Y esta sí es una nueva vida que podemos celebrar en cualquier época del año porque no depende de los ciclos reproductivos de la naturaleza.
Señor Dios, nos has librado del pecado por la sangre de Cristo derramada en la cruz por nuestro bien. A través de su muerte ahora podemos disfrutar de la vida plena en ti. En su nombre oramos. Amén.