1 Corintios 5:6-8
¿CONEJO O CORDERO?
“Porque Cristo, que es el Cordero de nuestra Pascua, fue muerto en sacrificio por nosotros”.
1 Corintios 5:7
Seguramente ha escuchado del conejito de Pascua, los huevos de Pascua y el chocolate. En la antigua Europa, la diosa Eostre era celebrada durante el equinoccio de primavera. Los conejos y los huevos representaban la fertilidad y el renacimiento de la vida. Dado que la muerte y la resurrección de Jesús se celebra en la misma época del año, la iglesia en Europa trató de reemplazar esa tradición pagana con la adoración a Cristo y la celebración de la nueva vida en él.
Pero, como usted se habrá dado cuenta, esas cosas raramente funcionan. La celebración de la victoria de Cristo sobre la muerte no tiene nada que ver con conejos, huevos o chocolate. Lamentablemente, todo eso distrae de reflexionar sobre el don de la vida que tenemos a través de la muerte y resurrección de Jesús. Pero en Cristo podemos recordar otra tradición antigua: la Pascua, con su cordero sacrificado y la celebración de la liberación de la esclavitud. Eso apuntaba al don de Jesús, que vino a liberarnos de la esclavitud del pecado.
Así que concentrémonos en el Cordero de Dios, Jesús, el dador de vida plena, que es mucho más grande que la frescura estacional de la vida en primavera. Esto no significa que no podamos celebrar con un festín o un poco de chocolate, ¡pero asegurémonos de adorar al único Dios verdadero que nos ama y envió a su Hijo para salvar al mundo entero!
Señor, guíanos a recordar y celebrar todo lo que has hecho por nosotros en Cristo. Amén.