Juan 1:19-28
SOLO UN MENSAJERO
“Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado”.
Juan 1:27
En el tranquilo mundo de la antigua Palestina, Juan el Bautista se convirtió instantáneamente en una celebridad. De hecho, es probable que hasta su muerte a manos del rey Herodes, Juan atrajera más gente que el propio Jesús. Eso es entendible, pues Juan tenía un estilo dramático que llamó la atención de inmediato. ¡Un traje de pelo de camello! ¡Su extraña dieta de langostas bañadas en miel! Pero fue su predicación lo que las multitudes salieron a escuchar. ¡Este hombre era un comunicador! Si escuchabas a Juan una vez, difícilmente olvidarías su mensaje.
Con su personalidad magnética, Juan tenía la capacidad de iniciar un movimiento religioso propio. Años después de la muerte de Juan, Pablo todavía se encontraba con personas que se identificaban en términos del “bautismo de Juan” (Hechos 19:1-7). Pero un movimiento independiente no era parte de la agenda de Juan. Juan quería que sus oyentes pensaran en él sólo como “una voz”. Él era la voz en el desierto llamando a hombres y mujeres a prepararse para la venida de su Señor. Anunció la llegada de alguien cuyas sandalias no era digno de desatar.
La perspectiva de Juan es refrescante. En un mundo donde hombres y mujeres forjan su camino en busca de la grandeza, Juan entendió que su misión radica en dirigir a otros a Jesús. Es una lección que muchos de nosotros podemos aprender.
Señor Jesús, ayúdanos a mantener las luces de la grandeza lejos de simples mortales como nosotros. Ayúdanos a mantener la luz de la Navidad brillando directamente sobre ti. Amén.