Lucas 1:5-18
DIFÍCIL DE CREER
“Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada”. Lucas 1:7
El Antiguo Testamento contiene varias historias conmovedoras de parejas que lucharon con el vacío de un hogar sin hijos. Abraham y Sara eran de edad avanzada y habían perdido la esperanza de tener su propio hijo (Génesis 17-18). Ana demostró tanta angustia al orar por un niño que Elí, el sacerdote del templo, pensó que estaba ebria (1 Samuel 1). ¿Por qué este tema aparece con tanta frecuencia en la Biblia? Es un recordatorio continuo de que no estamos en control de nuestro futuro. En cada episodio, Dios interviene para traer esperanza a estas familias.
El relato de la Navidad en Lucas repite esta tónica. El evangelio comienza con Zacarías y Elisabet, una pareja sin hijos que recibe una noticia asombrosa: Lo que Dios ha hecho antes, lo va a hacer de nuevo. ¿La respuesta de Zacarías? A su edad, parece ser demasiado bueno como para ser verdad.
Encuentro algo de consuelo en el escepticismo de Zacarías. Su actitud me recuerda que aun las personas que anhelan que se cumplan las promesas de Dios pueden reaccionar incrédulos cuando Dios dice: “¡Ahora es el momento!”. Zacarías es como yo, y tal vez como tú. Oramos por milagros de gracia, luego nos sorprendemos cuando la gracia irrumpe en nuestro mundo. En una temporada en que se celebran tantas fiestas es prudente recordar que la historia de la Navidad se desarrolla en un contexto de vacío y escepticismo.
Señor, oramos por milagros, y, sin embargo, tenemos dudas cuando irrumpes en nuestro mundo de maneras maravillosas. Envíanos gracia que renueve y perdone. En Cristo, Amén.