03 de diciembre del 2023
Lucas 1:5-18
DIFÍCIL DE CREER
“Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada”. Lucas 1:7
El Antiguo Testamento contiene varias historias conmovedoras de parejas que lucharon con el vacío de un hogar sin hijos. Abraham y Sara eran de edad avanzada y habían perdido la esperanza de tener su propio hijo (Génesis 17-18). Ana demostró tanta angustia al orar por un niño que Elí, el sacerdote del templo, pensó que estaba ebria (1 Samuel 1). ¿Por qué este tema aparece con tanta frecuencia en la Biblia? Es un recordatorio continuo de que no estamos en control de nuestro futuro. En cada episodio, Dios interviene para traer esperanza a estas familias. El relato de la Navidad en Lucas repite esta tónica. El evangelio comienza con Zacarías y Elisabet, una pareja sin hijos que recibe una noticia asombrosa: Lo que Dios ha hecho antes, lo va a hacer de nuevo. ¿La respuesta de Zacarías? A su edad, parece ser demasiado bueno como para ser verdad. Encuentro algo de consuelo en el escepticismo de Zacarías. Su actitud me recuerda que aun las personas que anhelan que se cumplan las promesas de Dios pueden reaccionar incrédulos cuando Dios dice: “¡Ahora es el momento!”. Zacarías es como yo, y tal vez como tú. Oramos por milagros de gracia, luego nos sorprendemos cuando la gracia irrumpe en nuestro mundo. En una temporada en que se celebran tantas fiestas es prudente recordar que la historia de la Navidad se desarrolla en un contexto de vacío y escepticismo.
Señor, oramos por milagros, y, sin embargo, tenemos dudas cuando irrumpes en nuestro mundo de maneras maravillosas. Envíanos gracia que renueve y perdone. En Cristo, Amén.
En nuestra cultura el trasfondo bíblico de la Navidad ha ido decreciendo. En su lugar, mucha gente la describe como una fiesta en la que ni siquiera mencionan a Jesucristo. Una revista dice que es el “aniversario de nuestro propio nacimiento como personas plenas, con valores, conciencia, capacidad de reconocer los errores, descubrir los miedos, motivarnos y emprender nuevos sueños”. Y los propios cristianos no estamos lejos de adoptar un punto de vista romántico y acaramelado de este acontecimiento. No cabe duda que la venida de Cristo a este mundo es motivo de gran alegría. Él es quien es capaz de traer paz y plenitud a la vida de la gente. Y no debemos avergonzarnos por disfrutar de una celebración como ésta. Pero, a veces olvidamos que este acontecimiento ocurre entre situaciones escabrosas, momentos dolorosos y decisiones difíciles para los protagonistas. Muchas de las cosas que ellos vivieron hubieran escandalizado incluso a la sociedad más permisiva de nuestro tiempo. Necesitamos un punto equilibrado de la Navidad que nos permita alcanzar un compromiso más radical con Jesucristo. Esperamos que este devocional permita ver ese otro lado de la Navidad que a veces pasa desapercibido.
Robert Heerspink
Fue pastor de varias iglesias, y director del ministerio Back to God (De regreso a Dios). Una de sus pasiones era la escritura, sobre todo, devocionales para el pueblo de Dios.