Génesis 4:1-15
DE SER COMO CAÍN A SER COMO CRISTO
“No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque los hechos de Caín eran malos, y los de su hermano, buenos”.1 Juan 3:12
Tal vez no haya escuchado hablar de los hermanos Dassler de Alemania, pero sí de las marcas Adidas y Puma. ¿Sabía que estas marcas tuvieron su origen a raíz de un conflicto entre estos hermanos, por lo que cada quien decidió fundar su propia empresa? Ellos nunca llegaron a reconciliarse, al grado que fueron sepultados en lugares opuestos del cementerio de la ciudad. Pero lo más curioso es que la ciudad misma se dividió por su lealtad a estas empresas, al grado que evitaban las escuelas y los lugares que los otros concurrían.
El apóstol Juan hace una distinción aquí que caracteriza a toda la humanidad: los que son hijos de Dios y los que son hijos del diablo. ¿Cuál es la diferencia? Mientras que los hijos de Dios se caracterizan por el amor, los hijos del diablo se inclinan por el odio. Y el precedente con el que ilustra esta diferencia es la historia de Caín y Abel. Caín mató a su hermano porque su odio no le permitió soportar el testimonio de sus hechos justos.
¿Por qué, entonces, si somos nacidos de Dios, el apóstol nos exhorta a no ser como Caín? Porque nosotros somos todavía una obra en proceso de ser como Caín a ser como Cristo. Solo llegaremos a ser semejantes a Cristo de manera plena cuando estemos en gloria. Mientras tanto, debemos trabajar intensamente para poner en práctica el mandamiento nuevo: que nos amemos unos a otros.
Padre, gracias por tu perdón y gracias porque tú me ayudas a perdonar a mis ofensores. En el nombre de Jesús, Amén.