Génesis 28:10-22
SOÑAR PARA VIVIR
“Cuando Jacob despertó de su sueño, pensó: «En verdad el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía»”.Génesis 28:16
Hay quienes viven el sueño de sus vidas, mientras que otros sueñan viviendo. Alguien ha dicho que la vida termina cuando una persona deja de soñar. Esto suena muy esperanzador y frustrante a la vez. Esperanzador porque los sueños infunden aliento para el día a día; y frustrante porque hay sueños que nunca se logran.
La frustración, la desesperación y el enojo pueden dominar el corazón del que solo sueña y nada más. Soñar es bueno, pero vivir para soñar y descuidar los deberes presentes, es peligroso e irresponsable. Es triste saber que alguien se pierde lo más hermoso de la vida por vivir soñando. Muchos jóvenes anhelan días mejores, pero no ponen manos a la obra, y lo único que logran es acabar frustrados.
¿Se imagina lo que es tener la seguridad de que uno de nuestros sueños venga de Dios? Esto fue lo que le ocurrió a Jacob, después de dejar su casa para huir de la ira de su hermano. El panorama era incierto, y no estaba seguro siquiera si volvería a ver de nuevo a su familia. Pero Dios le apareció en un sueño, y le prometió que estaría con él y lo traería de nuevo a su tierra. Y en los años posteriores estas promesas dejaron de ser un sueño para convertirse en realidad. Dios cumplió cada una de sus promesas. Ése es el Dios en el que confiamos: un Dios quien, a pesar de nuestras fallas, permanece fiel, y nos dice: No te dejaré ni te abandonaré.
Padre bondadoso y fiel, que tus propósitos sean mis sueños. Haz tu voluntad en mi vida. En Jesús, Amén.