04 de diciembre del 2023
Lucas 1:18-25
EN ESPERA DE LA BENDICIÓN
“Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga…” Lucas 1:20
¿Alguna vez has arruinado un momento que esperabas fuera especial? Tal vez por un comentario de mal gusto en una cita de trabajo, o un error garrafal en un examen de admisión, es fácil echar a perder una oportunidad increíble. En el caso de Zacarías, el sacerdote, la metida de pata le ocurre en el momento del anuncio de que va a ser padre. Él no da crédito a lo que Dios le dice. Su pregunta es: “¿Cómo puedo estar seguro de esto?”. Es la misma pregunta que Abraham plantea en Génesis 15:8 cuando pidió una señal de Dios. La señal que recibe Zacarías, sin embargo, es que estará con la lengua atada hasta que nazca su hijo. ¿Por qué Dios elige el silencio como la señal para Zacarías? Bueno, si tuvieras una oportunidad de dar un vistazo al patio del templo encontrarías a un grupo nutrido de adoradores que esperan a que Zacarías reaparezca. Se supone que el sacerdote regresa a los escalones del santuario y pronuncia la bendición sobre los adoradores. Pero Zacarías no puede dar esa bendición. Cuando sale del templo, aturdido, todo lo que puede hacer es hacer movimientos con las manos. Tuvieron que pasar más de nueves meses para que Zacarías pudiera volver a pronunciar una palabra. ¿Y qué fue lo que dijo? Él “habló bendiciendo a Dios”, porque el Señor ha visitado y redimido a su pueblo. ¡Esa sí que es una gran bendición!
Señor, gracias por bendecirnos y guardarnos; gracias porque tu rostro brilla sobre nosotros y nos concedes tu paz. Te agradecemos, en el nombre de Jesús, nuestro Salvador, Amén.
En nuestra cultura el trasfondo bíblico de la Navidad ha ido decreciendo. En su lugar, mucha gente la describe como una fiesta en la que ni siquiera mencionan a Jesucristo. Una revista dice que es el “aniversario de nuestro propio nacimiento como personas plenas, con valores, conciencia, capacidad de reconocer los errores, descubrir los miedos, motivarnos y emprender nuevos sueños”. Y los propios cristianos no estamos lejos de adoptar un punto de vista romántico y acaramelado de este acontecimiento. No cabe duda que la venida de Cristo a este mundo es motivo de gran alegría. Él es quien es capaz de traer paz y plenitud a la vida de la gente. Y no debemos avergonzarnos por disfrutar de una celebración como ésta. Pero, a veces olvidamos que este acontecimiento ocurre entre situaciones escabrosas, momentos dolorosos y decisiones difíciles para los protagonistas. Muchas de las cosas que ellos vivieron hubieran escandalizado incluso a la sociedad más permisiva de nuestro tiempo. Necesitamos un punto equilibrado de la Navidad que nos permita alcanzar un compromiso más radical con Jesucristo. Esperamos que este devocional permita ver ese otro lado de la Navidad que a veces pasa desapercibido.
Robert Heerspink
Fue pastor de varias iglesias, y director del ministerio Back to God (De regreso a Dios). Una de sus pasiones era la escritura, sobre todo, devocionales para el pueblo de Dios.