05 de octubre del 2023
Génesis 27:41-28:5
EL FUGITIVO
“Cuando Rebeca supo lo que Esaú estaba planeando, mandó llamar a Jacob y le dijo: huye en seguida a Harán, a casa de mi hermano Labán”.Génesis 27:42-43
¿Le ha tocado alguna vez tener que correr por su vida? Eso es lo que ocurre con Jacob después de haber engañado a su padre para obtener su bendición. A Esaú no le causó ninguna gracia lo que Jacob hizo, y ahora planea matarlo después de que su padre haya muerto. Así de dañadas quedaron las relaciones entre ellos. Es Rebeca la que se entera de las intenciones de Esaú y busca la manera de poner a salvo a Jacob. “Huye” dice ella, “a casa de mi hermano Labán”. A su esposo Isaac no le cuesta mucho convencerlo: aquí va a ser imposible que consiga una esposa (ver también Génesis 26:34-35). Hasta parece que ella estuviera preocupada por mantener la fe de la familia en Dios, cuando en realidad usa la situación como una excusa para evitar que en su casa ocurra una tragedia. A Dios no lo podemos engañar. Por más que intentemos maquillar una situación a fin de sonar piadosos, él conoce perfectamente las intenciones del corazón. Aun si casarse con una mujer de su misma fe es una razón legítima para dejar Canaán, la verdadera razón de la huida de Jacob es para no enfrentar los efectos de sus faltas. Pero la gracia de Dios es tan grande que su Espíritu puede obrar en nosotros incluso cuando tratamos de huir. Dios persiguió a Jacob, y nos perseguirá a nosotros hasta que su obra redentora en nosotros sea completa. ¡Gracias a Dios!
Dios fiel, confesamos nuestra tendencia a huir antes que admitir nuestras faltas. Persíguenos, Señor. Cámbianos para ser como Jesús. Oramos, por el poder del Espíritu. Amén.
Jacob es uno de mis personajes favoritos de la Biblia. Pero no creo que me hubiera gustado tanto si lo hubiese conocido al principio de su vida. Era astuto, manipulador y hábil. Actuaba por interés propio y no pensaba mucho en los demás. Pero Dios lo amaba, y el libro de Génesis muestra cómo Dios persiguió y ablandó el corazón de Jacob hasta que finalmente comprendió que la bendición de Dios viene sólo por gracia. Esa verdad cambió la actitud de Jacob hacia Dios y hacia los demás. Y esa es una lección que todos necesitamos aprender. Puede que nuestros desafíos y pecados no sean los mismos que los de Jacob, pero necesitan de igual manera el poder transformador de Cristo. Todos necesitamos profundamente la seguridad de que Dios nos salvará. Y por su gracia, todos los que creen en Jesucristo, el Hijo de Dios, como Salvador, serán transformados para disfrutar de una vida plena con él para siempre.
Joel Vande Werken
Joel Vande Werken ha sido pastor desde el año 2007, sirviendo en iglesias en Sussex, Nueva Jersey, y en Whitinsville, Massachusetts. Él y su esposa, Brandie, tienen cuatro hijos pequeños.