Génesis 42:18-38
PERDER PARA GANAR
“¡Y siempre el perjudicado soy yo!”.Génesis 42:36
¡Qué duro es darnos cuenta que no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor! Por más que lo intentemos, la vida es tan impredecible que hay muchas cosas que nos cuesta manejar. Jacob pasó gran parte de su vida adulta tratando de manipular las cosas y salirse con la suya. Pero ahora todo parece ponerse en su contra. Después de ir por alimento a Egipto, sus hijos vuelven con la noticia que han dejado a Simeón como rehén, y, si no llevan a Benjamín, su hijo menor, no podrán ver a su hermano ni obtener más trigo.
¿Qué es lo que usualmente hacemos en estos casos? Tratamos de aferrarnos a lo que tenemos. Jacob no quería desprenderse de Benjamín, pero Dios va a usar esta oportunidad para enseñarle a depender y confiar en él. Él puede usar nuestras experiencias desfavorables para bendecirnos y traernos paz.
Dios nos despoja de las cosas a las que a menudo nos aferramos con tanta fuerza para que podamos aprender a recibir sus bendiciones por gracia. Nunca podremos aferrarnos lo suficiente a lo que tenemos, pero qué bendición es saber también que nada puede arrebatarnos a nosotros de las manos de Dios (Juan 10:28-30). Y más que perjudicados, salimos ganando, pues aquel que dio a su propio Hijo para redimirnos del pecado, promete que “habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas” (Romanos 8:32).
Gracias Padre, por enseñarnos a depender de ti. Aceptamos con gozo los dones maravillosos que tienes para nosotros. Por el amor de Jesús, amén.