Génesis 35:16-20, 27-29
UN LUGAR VACÍO
“Así fue como Raquel murió, y la enterraron en el camino de Efrata, que ahora es Belén”.Génesis 35:19
La muerte es una realidad inevitable. No hay un seguro de vida que pueda impedir que aun nuestras relaciones humanas más cercanas atraviesen este umbral. Es posible que, mientras lees esto, tengas un lugar vacío en tu vida dejado por la partida de un ser querido. El dolor es natural, incluso para las personas que han puesto su esperanza en Dios. Significa que la persona que ha muerto era importante para nosotros.
A su regreso a su tierra, Jacob sufre la pérdida de dos de las personas que más amaba: de su esposa Raquel y de su padre Isaac. Esta dolorosa experiencia ocurre en los momentos de mayor plenitud en su relación con Dios, lo cual no significa que la vida se le hiciera más fácil. Pero el dolor no tiene la última palabra. Jacob ha aprendido que nuestras pérdidas y fracasos no pueden impedir que las promesas de Dios se cumplan. Y poder compartir el dolor de la muerte de Isaac con su hermano reconciliado es una prueba fehaciente.
Los creyentes en Cristo contamos con una esperanza firmemente anclada. Debido a que Jesús murió y resucitó, confiamos en que Dios también resucitará a aquellos que han muerto con la fe en Cristo (1 Tesalonicenses 4:13-18). Podemos afligirnos, pero nos afligimos como aquellos que saben que un día Dios enjugará toda lágrima y eliminará todo dolor.
Padre Dios, gracias por darnos esperanza ante la muerte. Consuela a todos los que están afligidos y tristes, y susténtanos con la confianza de tu promesa por medio de Jesucristo. Amén.