Génesis 33:1-17
LA RECONCILIACIÓN ES POSIBLE
“Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó”.Génesis 33:4
Habían pasado veinte años desde que Jacob y Esaú se habían visto por última vez. En ese entonces, Esaú había amenazado con matar a su hermano, y Jacob tuvo que huir para salvar su vida. Es natural que este reencuentro ponga nervioso a Jacob, sobre todo porque Esaú viene con 400 hombres.
Pero con todo y su miedo evidente y sus intentos de controlar la situación (vv. 1, 3, 8), hay también un gran cambio en él. Ahora es más humilde y reconoce que no puede apaciguar a Esaú con regalos. Es posible que sus conflictos con Labán hayan ayudado a Jacob a darse cuenta del gran mal que le había hecho a su hermano tiempo atrás. Ahora sabe que todo lo que tiene es porque Dios en su gracia se lo ha concedido, y que la reconciliación en este momento no depende tanto de él como de la buena disposición de su hermano.
¿Tienes ahora alguna relación rota de la cual seas el responsable? Es bueno recordar la importancia de la gracia en las relaciones. No podemos controlar cómo nos responden los demás; solo podemos mostrar gracia y disfrutar la gracia que se nos muestra. No olvidemos que nuestra relación con Dios también estaba rota y ninguna estratagema de nuestra parte podía repararla. ¡Y qué maravilloso es saber que, en Cristo, Dios nos abraza y recibe de nuevo! Demos gracias al Señor y disfrutemos de la gracia que él nos regala.
Dios misericordioso, gracias por recibir y restaurar a tus hijos descarriados. Por el amor de Jesús, Amén.